Entrevista: Armando Ravelo
Jusay Mahamud Debra
¿Cuáles fueron tus motivaciones para crear el Proyecto Bentejui?
La motivación principal fue el sentimiento de querer llevar a la pantalla lo que iba descubriendo acerca de los antiguos canarios, cosas que para mi eran desconocidas, y creo que para mucha gente de nuestra generación e incluso de las generaciones actuales. Tras ese velo misterioso se ocultaban historias fascinantes, una sociedad única en el mundo con una raíz norteafricana muy fuerte pero al mismo tiempo ha desarrollado unas características únicas que la hacen un pueblo fascinante y que además es muy cercano. Entonces ya no eran historias allende los mares, ni cuentos lejanos, si no que eran historias que habían sucedido en esta tierra y que además a medida que iba descubriendo mucho de lo que estaba investigando tenía que ver con lo que somos como pueblo. Creí que primero era un gran material de partida para contar cosas a través del cine y luego a través del teatro. Era un gran material para contar historias que al final es lo que me gusta. Por otra parte, muy unido a esto está el hecho de que creo que estamos aportando un granito de arena a fomentar la reflexión, y el descubriendo a mucha gente a través de un arte de masas como es el cine el descubrir esta sociedad antigua.
¿Cómo fue la tarea de aprendizaje y contacto con los especialistas en las diversas ramas de la cultura e historia de Canarias?
Lo más difícil para mí a la hora de enfrentar este asunto fue darme cuenta de la cantidad de puntos de vista distintos que habían y como en vez de encontrar puntos en común están enfrentados entre sí. Era muy complejo unificar puntos de vista que muchas veces no eran opuestos pero si lo eran los egos de quienes lo exponían. Entonces eso fue un muro bastante grande a la hora de acercarme, es algo que te produce rechazo. Por ejemplo, si vas a estudiar y hay tres personas distintas que dicen que el latín verdadero es el suyo y no se ponen de acuerdo pues es difícil.

Quitando eso lo demás vino sólo ya que conociendo las fuentes escritas que tenemos, los textos históricos, las crónicas, la arqueología y por supuesto la investigación de vanguardia, tanto en genética como antropológicas, se fue conformando de forma natural. Yo en concreto me he visto muy enfocado a la psicología de poder representar a los antiguos canarios en el cine y también en la parte estética. Este último va sobre el tamiz de mi mente como una creación, yo nunca he pretendido hacer una recreación exacta ya que creo que a día de hoy eso es imposible, por desgracia. Pero sí hemos sido fieles a través de la reflexión de los elementos estéticos que se han conservado desde la cerámica los vestigios de pieles en gran canaria, las cuevas pintadas y demás elementos que existen en el continente y son muy similares. A través de ahí hemos podido conformar un imaginario propio que creo que es interesante, por lo menos.
Tu primer proyecto fue Ansite y en el representante pequeñas batallas o escaramuzas. Cuéntanos un poco acerca de este aspecto del cortometraje.
Las batallas que realmente ocurrieron aquí fueron batallas muy grandes, para eso haría falta un presupuesto muy alto. Por ejemplo, para representar doscientos ballesteros vizcaínos. Aquí ocurrió todo a lo grande como sabemos por la historia. Quería lanzar pinceladas de un mundo que era hostil y violento en aquel momento. Aunque fuera representado por pequeñas luchas, quería mostrar ese mundo belicoso que la arqueología está descubriendo actualmente. Se han encontrado heridas de armas de madera o piedras en los restos humanos tanto de hombres como de mujeres, por tanto se entiende de que no era un pueblo pacífico, contrariamente a lo afirmado por el mito del buen salvaje.
En ese sentido quise plasmar ese lado. Los vestigios que tenemos se han recuperado a través de los pastores. Para mí una labor muy importante, y que es un regalo para la posteridad canaria, fue la conservación de este legado. Y bueno, hemos conseguido trabajar con especialistas del garrote que han aportado verisimilitud a las peleas que hemos hecho.
Tengo que decir que evidentemente en el cine se cuentan con especialista muy formados y con mucha experiencia, y en ese sentido si quieres hacer una lucha de karate puedes contar con alguien que este especializado en cine, eso no existe aquí, por eso hemos tenido ese reto de intentar ser la punta de lanza y mostrar esas primeras imágenes de juego del palo canario en el cine.

¿Qué nos puedes contar acerca de las representaciones realizadas en otros de tus trabajos como son Mah y La Tribu de las siete islas?
Bajo mi punto de vista no son recreaciones de tipo folklórico, ni son representaciones de cara a la galería. Para mí esto forma parte de mostrarlo como eran porque son cosas que ellos usarían de forma cotidiana, y de hecho lo que sabemos de ellos es que así era. No es una cuestión de “vamos a hacer que parezca que”, sino es lo que ellos usaban. Su herramienta es el palo y lo usaban para bastonear, saltar y para pelear. Era una extensión de su cuerpo y lo quisimos mostrar como algo orgánico.
¿En el futuro seguirás intentando representar en la gran pantalla este aspecto de la cultura canaria? ¿Seguirás trabajando con las escuelas de juego del palo de las islas?
Por supuesto, me parece que esas cosas que hemos podido rescatar de nuestros ancestros son como hilos que nos conectan con ellos, como puentes que nos llevan directamente hacia ellos y me parece que transitarlos a través del cine es inmortalizar lo que fuimos y lo que somos. Es adquirir la conciencia de que respetándolo, cuidándolo, amándolo y sintiéndolo, vamos a poder conectar las raíces con los frutos que somos nosotros, o debemos ser nosotros.
¿Crees que llevar estas tradiciones al cine hará que incremente el interés por su práctica?
Sin duda. Un ejemplo bastante claro es que antes de los años setenta las artes marciales no se popularizaron a nivel mundial. En esta época se produce un boom de cine de artes marciales, especialmente ilustrado con la figura de Bruce Lee y todos querían ser Bruce Lee. Todos los jóvenes salían de los cines imitando sus movimientos. Así se instauraron en muchos lugares escuelas de Kung Fu, Karate, Taekwondo etc. Las artes marciales proliferaron gracias al cine. Entonces cuando la gente vea el Juego del Palo Canario bien representado y con maestros como los que hemos contado, tanto enseñando a los actores, como ellos mismos participando, van a poder verlo y todo el público en general querrá acercarse a un arte marcial que tenemos en casa y que muestra mucho las cualidades de lo que somos de lo que fuimos y de lo que podemos ser.
Son las habilidades técnicas, humanas, físicas, nobleza, fuerza y sacrificio, cosas que el pueblo canario siempre ha tenido y que estamos corriendo el riesgo de perder. Sobre todo por encima de lo que podemos extraer de toda esa filosofía que subyace detrás del conocimiento de las artes marciales están la nobleza y el honor.

¿Crees que esas cualidades se están perdiendo?
Creo que es una herida sangrante que no está cerrada desde la conquista. El pueblo canario si algo destila de lo que escribieron los europeos sobre ellos es precisamente ese ánimo guerrero, no en el sentido de querencia por la muerte o por la destrucción, todo lo contrario. No era un pueblo que fuera belicoso per se, era el tema de defender algo. Ellos formaban parte de esa pancomunidad que es el mundo Amazigh, el ser libre. Eso se entendía de una forma integral y no había matices. Si alguien venía a imponerse, ellos tenían que usar esa fuerza, ese honor para repeler el intento de colonización, de invasión, que fue lo que sucedió. Entonces creo que mutilaron al canario de ese espíritu, lo mutilaron tanto a los que se entregaron como a los que no.
Creo que de alguna forma palpita debajo de la piel de lo que actualmente somos, creo que tenemos una herencia ancestral que no podemos ni negar ni desprestigiar y mucho menos tener en baja consideración. Forma parte de eso el rescate del legado del juego del palo o el salto del pastor, etc. El escuchar a nuestros mayores para aprender lo que fuimos para saber lo que somos para ir hacia lo que seremos.
¿Qué le dirías a esa persona que tenga preferencia por artes de defensa foráneas?
Si alguien piensa que algo de fuera es mejor yo lo respeto. Me parece correcto que cada uno piense como quiera, lo puedo llegar a entender, pero creo que si se hace como un axioma creo que es peligroso. Incluso diría que es enfermizo porque no es lo natural. Lo natural es amarse a uno mismo de forma sana, amar a tu pareja, a tu familia, a tu nación y al mundo. Todo eso es un conjunto. Está bien amar a todo, pero siempre tu mundo forma parte de capaz. Yo no puedo amar igual a una persona que vive en Corea del norte como a mi hijo, es antinatural. Si tú te saltas una de esas etapas y piensas que lo que está fuera es mejor, tienes un problema, tienes un vacío en esa capa.
Yo creo que canarias en general tiene necesidad de cimentar esa capa que es el amor a la patria, el amor a la cultura propia. No para elevarla sobre ninguna otra de una forma chovinista, simplemente cimentar el edificio de lo que somos como pueblo para poder crear un edificio fuerte, para que no se caiga cuando venga un terremoto. Ser un pueblo sano que pase por encima de cualquier contratiempo.
Simplemente, lo más natural es sentir desde donde estás, y nosotros estamos aquí para bien o para mal, igual que amas a la tierra y cuidas los paisajes, existe una cosa que es el paisaje cultural. Cuando este está a punto de desaparecer lo más natural del mundo es cuidarlo. Si ponemos el ejemplo de que aquí existiese un animal que fuese único, digamos que existiera un lince canario y estuviera a punto de desaparecer, todos lo cuidaríamos, lo mimaríamos y nos interesaría que se reprodujera y que volviese a vivir donde vivía porque es lo natural. Alguien dijo que eso dejase de existir, entonces es una injusticia. Si eso lo extrapolamos a la cultura es exactamente igual, existe una cultura única y maravillosa que está a punto de morir, pues ahí lo dejo.
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